La incertidumbre domina la economía y, con ella, todos los sectores se ven afectados en mayor o menor medida. En el caso del inmobiliario, incertidumbre también es sinónimo de parálisis ya que la información es clave para la toma de decisiones.
Las inversiones nacionales se templan a la espera de ver cómo va a evolucionar la situación el próximo año y, sobre todo, qué medidas se van a adoptar que puedan afectar a ciertas operaciones. Hoy hay más dudas que certezas sobre la regulación de los precios de los alquileres que ya ha puesto en marcha Cataluña, a pesar de los expertos. El ministro Ábalos hablaba de esperar a que la situación se normalizase para intervenir los precios. Pero la presión de Podemos para dar apoyo a los Presupuestos Generales del Estado lo ha acelerado todo y ya se habla de regulación antes del mes de marzo para limitar los precios de alquiler en “zonas tensionadas”.
Desde empresas de gestión de alquileres como Arrenta advierten de la ineficacia de este tipo de medidas y de las consecuencias que conlleva la intervención. “Las rentas de alquiler están bajando en toda España como ejemplo de autocontrol efectivo del mercado. Todas las medidas de contención que se tomen de forma artificial tendrán unos efectos muy negativos”, explica Mercedes Robles, Directora General de Arrenta. En su opinión, el parque de viviendas podría reducirse hasta en un 10%, provocando la subida de los precios, mientras se favorecen los alquileres fraudulentos y la economía sumergida.
Veremos cómo se aplica finalmente este control de precios, en qué zonas, y cómo afecta a las inversiones. En el caso de las SOCIMIS, el gobierno ya ha anunciado una subida de la tributación al 15%.
También las inversiones internacionales siguen ahí, latentes, a la espera de que se normalice la circulación entre países y se permita retomar la actividad. Según Raisa Venermo, socia fundadora de AvaLanding, “existe un fuerte interés hacia España por la calidad de vida que ofrece el país, situación que no ha cambiado pese a la crisis mundial”. Venermo vaticina que la inversión extranjera en real estate “cogerá fuerza cuando se abran las fronteras”. “Actualmente estamos viviendo una fuerte presión en las fronteras. Los inversores de segundas residencias no realizan operaciones sin ver y poder valorar los inmuebles, de ahí el frenazo que se está viviendo. Pero en cuanto se levanten estas restricciones, este sector vivirá una fuerte reactivación”.
El alquiler turístico, mientras tanto, sigue reduciéndose. Según Fotocasa, casi 2 de cada 3 propietarios han optado por cambiar el arrendamiento de verano por el de larga duración. Algunos, como medida temporal. Otros, de forma indefinida.
Mientras, se remueven suelos, se terminan desarrollos en marcha, pero se instalan las dudas respecto de a dónde irán los proyectos que hay que reevaluar en la nueva situación.
La banca advierte ya de un incremento inevitable de la morosidad. El ciudadano planifica reformas de mejora en su vivienda o busca una más afín – y con jardín- para afrontar la nueva realidad. El sistema financiero afila sus ofertas en busca de nuevos clientes. Y mejora sus condiciones para atraer a la hipoteca del banco de al lado. Con los tipos de interés más bajos de la historia y, a pesar de que no hay subidas previstas en el corto o medio plazo, los españoles no se fían y apuestan mayoritariamente por el tipo fijo en sus hipotecas. Los que pueden aspirar a ellas.
Quizá de los riesgos del interés variable sí hemos aprendido algo de la última crisis. Quizá ésta haga del inmobiliario un sector todavía más fuerte para afrontar el 2021 y lo que esté por venir entre tanta incertidumbre.