BARNES Madrid cuenta con nueva dirección en la capital española. La inmobiliaria internacional de lujo ha incorporado a Eduardo Crisenti como nuevo socio director de sus oficinas de la calle Velázquez. Crisenti es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y cuenta una dilatada experiencia como Bussines Developer Manager, desarrollando e implementando líneas de negocio en el sector inmobiliario y diseñando estrategias de crecimiento de nuevos mercados. Su perfil, claramente orientado a la consecución de resultados y ventas, ha sido el causante de la trayectoria ascendente del nuevo socio director.
Crisenti ha dedicado gran parte de su carrera al sector inmobiliario donde destaca por su amplio conocimiento de los mercados de Costa del Sol y de la capital española. En los siete años de actividad profesional en Engel & Völkers, Crisenti ha sido Managing Director para la gestión de apertura de nuevas oficinas, y la formación y liderazgo de los equipos de ventas de las oficinas de Benalmádena, Estepona, Fuengirola y Mijas. Su experiencia profesional previa en el sector de la comunicación y las relaciones institucionales apuntalan su alto nivel comunicativo, cualidades que sin duda revertirán positivamente en la compañía. Además, Crisenti habla español, inglés e italiano.
“Estoy orgulloso de incorporarme a este gran equipo de profesionales que es BARNES Madrid. La situación que tenemos por delante es todo un reto, en un momento en que la crisis sanitaria y económica está golpeando con fuerza un sector que depende en gran parte del capital extranjero. Pero sabemos el gran atractivo que tiene Madrid para inversores nacionales e internacionales, y cuento con un grupo humano que conoce nuestra filosofía de trabajo, poniendo en valor la atención personalizada a nuestros clientes y la excelencia por encima de todo. Por este motivo, afronto este reto con el convencimiento que emprendemos una gran etapa”, afirma Eduardo Crisenti en su primera intervención como socio director y portavoz de BARNES en Madrid.
Que Dios les pille confesados…