La COVID-19 ha cambiado las prioridades habitacionales de muchos núcleos familiares y esto se ha reflejado en una distinta recuperación del mercado inmobiliario según el tipo de vivienda: obra nueva o segunda mano. En este sentido, parece que la obra nueva está siendo más regular en su recuperación y, aunque las operaciones de compraventa disminuyeron durante el confinamiento de mayo de 2020 respecto al año anterior en torno a un 48% la obra nueva y un 55% la vivienda de segunda mano, estas cifras se están recuperando hasta niveles pre-COVID.
“Esta tendencia en la obra nueva se debe a distintos factores, pero, sobre todo, a un cambio de la demanda en la cual se prioriza la búsqueda de espacios exteriores como consecuencia de todo lo que hemos vivido, y esto acostumbra a encontrase en la obra nueva”, explica Emiliano Bermúdez, subdirector general de donpiso. Y añade: “La oferta de vivienda de obra nueva, por otro lado, es más limitada y responde mejor a la demanda que existe, absorbiendo con más facilidad las fluctuaciones de la oferta y la demanda”.
En este sentido, y según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), la obra nueva cerró el 2020 con un aumento de las operaciones de compraventa en torno al 12,6% respecto el año anterior (un 1,6% la vivienda usada), después de meses de bonanza, como agosto o septiembre, donde las operaciones de compraventa aumentaron un 6% y un 29% respectivamente. Por su parte, la vivienda de segunda mano está teniendo una recuperación más lenta, presentando caídas con respecto a 2019 del 7,4% en septiembre y del 15% en octubre de 2020, pero estabilizando su tendencia hacia finales de año.
“Hay que tener presente que estas ventas que se formalizan ahora en la obra nueva corresponden a promociones iniciadas dos o tres años atrás, con lo que, dada la situación económica actual, la tendencia a medio-largo plazo es a la ralentización”, analiza Bermúdez, que considera que este fenómeno será más pronunciado principalmente en las grandes ciudades.
Otros factores que influyen en la recuperación de la obra nueva
Entre los factores que decantan la balanza hacia la obra nueva se encuentra la eficiencia energética de las nuevas viviendas. “Los edificios de reciente construcción atienden a parámetros de sostenibilidad que no se tenían en cuenta en años precedentes, construyendo casas más eficientes, y esto repercute sobre todo en las facturas relacionadas con los consumos: luz, agua, gas”, explica Bermúdez, que señala que la sostenibilidad en la construcción es la asignatura pendiente del mercado inmobiliario español.
La financiación es otra ventaja sobre estos inmuebles que, normalmente, acostumbran a tener un coste más elevado que las viviendas de segunda mano. En este sentido, los compradores pueden beneficiarse de los acuerdos que las promotoras tengan con las distintas entidades bancarias, pero también, relacionado con lo anterior, de hipotecas que tienen en cuenta el factor ‘sostenibilidad’ en sus condiciones financieras: “Hablamos de las hipotecas verdes o hipotecas sostenibles, las cuales premian con un tipo de interés reducido las viviendas más sostenibles por lo que respecta a la eficiencia y a la huella de carbono de dicha promoción”, puntualiza Bermúdez.