La crisis de la COVID-19 ha convulsionado el mercado inmobiliario español, cambiando el paradigma habitacional y revalorizando zonas y viviendas, como las ubicadas en la periferia de los núcleos urbanos y segundas líneas, que hasta ahora no tenían un especial atractivo o eran vistas como oportunidades vacacionales.
En este contexto de cambio, el sector inmobiliario está resistiendo de manera estable a la pandemia. De hecho, la caída prevista del 7% en el precio de la vivienda en España no llegará a darse este año. Son datos de la Asociación Española de Personal Shopper Immobiliario (AEPSI).
Si hay un segmento que se ha mantenido estable a lo largo de la crisis y que refleja la estabilidad económica de su demanda: la obra nueva. En este sentido, los precios de éstas se han mantenido e incluso aumentado desde 2020, situando el precio medio por metro cuadrado de grandes ciudades como Madrid y Barcelona en torno a los 4.000 y 4.400 euros, respectivamente. Además, las áreas metropolitanas de las grandes capitales españolas siguen acaparando buena parte de las nuevas promociones de viviendas debido a la mayor accesibilidad de las constructoras a suelo finalista a precios competitivos.
La sociedad postpandémica
“Esta tendencia se explica a través de la capacidad de adaptación de la oferta de obra nueva según demanda y a las características de estos inmuebles, los cuales responden mejor a las necesidades de espacios exteriores y metros cuadrados de esta sociedad post-pandémica, y que no se encuentran en viviendas de segunda mano, tradicionalmente ubicadas en el centro de las ciudades”, explica Iñaki Unsain, personal shopper y presidente de AEPSI.
Segunda mano
Y es que la evolución que ha seguido la vivienda de segunda mano ha sido distinta. Según indican desde AEPSI, este segmento ha sufrido en mayor medida las consecuencias de la crisis, acusando bajadas de precio de hasta el 7% en las principales ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Málaga. La migración hacia la periferia de las ciudades y la necesidad de liquidez de muchos propietarios como consecuencia de la bajada drástica del turismo y a los distintos procesos de ERES y ERTES, se apuntan como posibles causas.
Sin embargo, no todos los inmuebles de segunda mano han seguido la misma tendencia. En este sentido, los pisos de 50-70 m2 han sido los mejores activos de inversión por la alta rentabilidad que ofrecen y sus costes contenidos de compra y mantenimiento, y los que menos bajadas de precio han experimentado. Además, este tipo de inmuebles “han tenido una mayor demanda de alquiler por parte de un perfil muy solvente, como ejecutivos que se han trasladado a la ciudad para trabajar y estudiantes de máster”, ha explicado Unsain.
Mercado de alquiler
Por lo que respecta al mercado de alquiler, el trasvase de alquiler turístico al residencial aumentó la oferta, provocando un inicio de año con rebajas de precio del 5% en las principales ciudades españolas, pero estabilizándose a lo largo de lo que va de año debido al plan de vacunación europeo y al auge progresivo del turismo.
Según apuntan desde AEPSI, el alquiler tiene largo recorrido entorno a las grandes ciudades, ya que sigue existiendo una gran demanda relacionada al ámbito laboral y a un estilo de vida urbanita, además de atraer parte de consumidores con baja capacidad de endeudamiento.
A este respecto, Montse Moreno, personal shopper y vicepresidenta de AEPSI, subraya que “las buenas perspectivas que se abren con el plan de vacunación, la caída del estado de alarma y la vuelta a la ‘new normal’ auguran una recuperación progresiva del sector inmobiliario de cara a verano, a la espera de lo que suceda con las sucesivas prórrogas de los ERTES”. “Si se cumple el plan previsto de vacunación y existe cierta apertura de fronteras, el turismo, ya sea interno como internacional, afectará de especial manera el mercado de alquiler, pues se espera que ya se está notando un nuevo trasvase hacia este mercado para dar cobertura a la demanda existente”, indica la experta.