Recibir una vivienda con una hipoteca puede ser una potencial causa de renuncia a la herencia. Para evitar este tipo de situaciones, las personas pueden proteger a sus herederos con una serie de herramientas. Una de ellas es la contratación de seguros de vida hipotecarios ligados al préstamo, un mecanismo opcional que cubre las espaldas del heredero en caso de fallecimiento.
“Mediante la contratación de un seguro de vida ligado a la hipoteca, el cliente establece un seguro a favor del banco, de modo que, en caso de fallecer antes del pago de la hipoteca, la deuda quede satisfecha”, explica Arantxa Goenaga, abogada y socia del bufete jurídico Circulo Legal Barcelona.
Este instrumento era muy habitual hace unos años, ya que en la práctica muchos bancos condicionaban el préstamo a la contratación de este seguro. Sin embargo, la Ley Hipotecaria de 2019 estableció que esta práctica era una mala praxis bancaria y clarificó que la contratación de un seguro de vida es voluntaria.
“Aunque el banco insista para que contrates sus condiciones, no es obligatorio acceder a ningún producto hipotecario para acceder al préstamo”, apunta la abogada. En este sentido, tampoco se puede forzar al cliente a firmar ningún otro tipo de seguro, exceptuando el de daños, que es condición sine qua non para el préstamo hipotecario.
La contratación queda, por lo tanto, sujeta a la decisión del cliente. “Mediante un seguro de vida, el banco se protege ante futuros impagos y herederos del inmueble no heredan la hipoteca”, explica Goenaga, quien añade que, aparte del fallecimiento, los seguros de vida “contemplan posibles situaciones de incapacidad que hagan que el cliente no pueda afrontar la deuda hipotecaria”.
¿Cómo se contrata?
Por regla general existen dos formas de contratar un seguro de vida para la hipoteca. La primera de ellas es contratarla con la propia hipoteca, como cualquier otro producto vinculado a ella.
“A cambio, el banco suele ofrecer intereses más atractivos, que dependerán del número de extras que se contraten con la hipoteca”, explica la abogada, quien señala que “otra opción es contratarlo directamente con una aseguradora”.
Para saber cuál conviene más, hay que tener en cuenta “que en los años finales de amortización, cuando se pagan menos intereses el seguro de vida será más caro por la mayor posibilidad de fallecimiento o incapacidad”, apunta Goenaga.
De este modo, es posible que, aunque se apliquen descuentos, el seguro de vida sea más económico contratándolo en una aseguradora.