La evolución desde principios de siglo del mercado inmobiliario español, que presenta una gran polarización en el acceso a las propiedades, está estrechamente vinculado con el reparto desigual de la riqueza. Si en 2002 el 10% de los hogares más ricos del país poseía el 43% del total de la riqueza, en 2017 aumentó hasta el 54%, según recoge el último estudio elaborado por el Centre d’Estudis Demogràfics (CED) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
“Los resultados de este estudio constatan una realidad en nuestro país, y es que cada vez son más las familias que tienen dificultades para acceder a vivienda asequible, por lo que los niveles de polarización entre las personas con tres o más propiedades y las que no tienen ni una sola son cada vez más grandes”, señala Emiliano Bermúdez, subdirector general de donpiso.
Este informe, realizado en base a una muestra de hogares españoles de la “Encuesta Financiera de Familias” durante el periodo 2002-2017, constata que la acumulación de propiedades inmobiliarias supone uno de los mayores indicadores de desigualdad económica en España. En este lapso de tiempo, su contribución a la desigualdad aumentó un 40%, llegando al punto de que en 2017 una tercera parte de la desigualdad de riqueza entre hogares se justifica por la diferencia de propiedades.
Dos realidades fruto de la gran crisis inmobiliaria
“El mercado inmobiliario español ha cambiando mucho en el último siglo. Pasamos de un periodo de bonanza y abundancia de segundas residencias en los primeros años, a una gran crisis en 2008 motivada por el estallido de esta burbuja, cuyas consecuencias siguen experimentando familias a día de hoy”, lamenta Bermúdez.
La consecuencia directa de este escenario, continua el experto, ha sido la creación dedos realidades en España. Por un lado, un sector de la población vive asumido en la precariedad y tiene grandes dificultades para acceder a vivienda, al subir los precios a un ritmo mucho mayor al de sus ingresos. Mientras que, por otro, los hogares más ricos aprovecharon la reducción de precios durante los primeros años de la crisis para acumular propiedades y aumentar su riqueza.
En este aspecto, las cifras hablan por sí mismas. El número de hogares que no poseía ninguna propiedad aumentó 4 puntos entre 2002 y 2017, pasando del 14% al 18%. Al otro lado de la balanza se encuentran los hogares con 3 o más propiedades, entre las que se incluyen viviendas, solares, oficinas y garajes. En este caso, el grupo de hogares creció con mucha más fuerza, representando el 9% del total en 2002 y casi en 20% en 2017.
“Estos cambios a lo largo de los años han repercutido de forma directa en la desigualdad de la riqueza. Lo más preocupante es que el estudio contempla datos hasta 2017, y es probable que en el periodo comprendido entre esa fecha y la actualidad las diferencias entre grandes y pequeños propietarios hayan aumentando todavía más a causa de la inflación de precios en grandes ciudades fruto de la recuperación del mercado inmobiliario”, sentencia Bermúdez.