La taxonomía de la Unión Europea (UE), un nuevo reglamento que propone un sistema de clasificación claro y transparente para identificar las actividades económicas que son sostenibles, supone “un reto y una auténtica revolución para el sector de la edificación en España”. Así lo considera el director general de Green Building Council España (GBCe), Bruno Sauer, quien ha explicado que este instrumento permite a la Comisión Europea vincular al sector financiero en la consecución de los objetivos de descarbonización de la economía europea y en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Esto se traduce en que un proyecto que quiera acceder a los fondos públicos europeos deberá demostrar que es sostenible, para lo que debe aplicar y cumplir los criterios exigidos por la taxonomía europea. “Una actividad es ambientalmente sostenible cuando aporta de forma significativa en al menos uno de los seis objetivos contenidos en la taxonomía y no perjudica a los otros cinco, siguiendo el principio de DNSH —‘Do No Significant Harm’—”, explica Julia Manzano, experta del Área Técnica de GBCe. Esa media docena de factores son la mitigación del cambio climático; la adaptación al cambio climático; el agua; la economía circular; la contaminación y los ecosistemas.
En la actualidad, el mercado inmobiliario español necesita ponerse al día para procesar los criterios establecidos por la taxonomía europea, tal y como se desprende del primer estudio de taxonomía en la edificación EU Taxonomy Study: Evaluating the market-readiness of the EU taxonomy criteria for buildings, publicado por GBCe —junto a los GBC de Alemania (DGNB), Dinamarca (DK-GBC) y Austria (ÖGNI)—. Según Manzano, “apenas un 15% de los edificios ya construidos serían capaces de cumplir más de dos tercios de los criterios que exige la taxonomía europea”.
De este modo, la taxonomía europea exige, por ejemplo, seguir unos principios mínimos en cuanto al diseño, la reutilización y el reciclaje de al menos un 70% —en peso— de los residuos para que un proyecto cumpla con el criterio de economía circular. Asimismo, la taxonomía considera que una rehabilitación contribuye al criterio de mitigación del cambio climático cuando mejora el rendimiento energético del edificio en al menos un 30% del consumo de energía primaria no renovable. Además, se contemplan unos criterios en prevención de la contaminación y protección de la salud, retirando del edificio todos los productos de construcción que contengan amianto.
“Las empresas del sector están sólo parcialmente preparadas en la actualidad para cumplir los requisitos que marca la UE”, asegura Manzano, quien considera necesario también “mejorar” algunos de los criterios exigidos por la taxonomía que “apenas pueden cumplirse en su formulación actual”.
Corregir defectos del mercado
“La taxonomía es un lenguaje nuevo que trata de superar la situación actual en la que tenemos distintos agentes definiendo qué es sostenible, para instaurar una definición con base legal”, afirma Ricardo Pedraz, analista de Finanzas Públicas de Analistas Financieros Internacionales (AFI). La taxonomía busca así corregir los defectos del mercado, estableciendo unas normas claras sobre lo que es una actividad económica sostenible y, por lo tanto, susceptible de recibir financiación en términos ventajosos.
De este modo, la taxonomía de la UE permite al sector de la edificación superar los estándares “útiles” pero multicriterio en los que se basaba hasta ahora. Según Pedraz, “la taxonomía de la UE proporciona al sector de la edificación una explicación detallada de cómo definir una construcción como sostenible basándonos en el objetivo de mitigación del cambio climático, en el de adaptación al cambio climático y, quizás, en otros objetivos ambientales en el futuro”.
“Es muy práctico y, aunque no es sencillo de aplicar, ya nos acostumbraremos”, sentencia el analista de Finanzas Públicas de AFI. En este sentido, Bruno Sauer matiza que estos requisitos aportados por la financiación sostenible —en general— y la taxonomía de la UE —en particular— son de muy reciente aplicación en la edificación, lo que “plantea importantes retos para el sector”.
Herramienta de verificación
“Parece claro que la evaluación del cumplimiento de los criterios de la taxonomía propuestos por la UE está destinada a convertirse en una pieza central en cualquier operación financiera y marcará las líneas de la financiación pública, pero también muy probablemente de la inversión privada, en los próximos años”, asegura el director general de GBCe.
Ante esta realidad, y teniendo en cuenta las particularidades de un sector como el de la edificación —con su propio conjunto de indicadores—, la Climate Positive Europe Alliance (CPEA) ha creado un sistema de verificación que permite comprobar la conformidad de los inmuebles con los criterios de la taxonomía de la UE.
Esta nueva plataforma de información y verificación de la taxonomía de la UE en el sector de la edificación, gestionada en España por GBCe, se dirige principalmente a los agentes del mercado financiero, a los promotores inmobiliarios y a los propietarios de inmuebles individuales o de carteras completas. “El objetivo de este instrumento independiente es que sea más sencillo hacer la evaluación”, explica Guillermo Fernández, experto del Área Técnica de GBCe.
De esta forma, y ante la necesidad de que los desarrollos urbanísticos y de edificación sean más sostenibles en un futuro, el mundo inmobiliario puede identificar qué edificio —tanto rehabilitado como de nueva construcción— es sostenible y cuál no: “Los principios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) dominan así el panorama de inversión”, especifica Fernández.
“La taxonomía de la UE y las certificaciones son herramientas clave para que la UE logre sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad en el sector de la edificación”, concluye el experto del Área Técnica de GBCe.