A pesar de la situación de incertidumbre por el alza en los tipos de interés, la inflación y el crecimiento de los precios por encima del 8% de media en España, las operaciones en el mercado inmobiliario mantienen un buen ritmo. Según los últimos datos del
Consejo General del Notariado, el pasado mes de abril se produjeron más de 90.000 transacciones, con una variación interanual del 12%.
Cifras en línea con los positivos datos en el cierre de operaciones inmobiliarias del pasado año, cuando se vendieron, de acuerdo con el INE, un total de 566.049 viviendas, con un crecimiento de casi el 12% respecto a las cifras registradas en 2019 y casi un 35% más respecto a 2020.
Unos datos que reflejan el latente interés de los españoles por la vivienda. Una demanda en alza que choca con el desconocimiento de muchos compradores sobre el mercado inmobiliario y de la propia terminología utilizada en el sector.
Por este motivo, desde la red inmobiliaria Comprarcasa han recopilado 10 de los términos más usados del mercado inmobiliario para que tanto compradores como vendedores tenga claros los puntos de todas las operaciones.
Home staging. La buena apariencia de los inmuebles es un factor clave en la decisión de los futuros compradores o inquilinos. En este sentido, el home staging es la técnica por la que se hace más atractiva una vivienda a los ojos de los posibles clientes, gracias a la publicación de buenas fotografías en los portales inmobiliarios, la redecoración, una mejor disposición de los muebles, o incluso a través de una recreación en realidad virtual de cómo podría ser una vivienda de obra nueva o tras una reforma. El objetivo es captar más clientes potenciales y también lograr una revalorización de la casa.
ITE. Son las siglas para la Inspección Técnica de un Edificio, un sistema de control de carácter obligatorio para asegurar la rehabilitación y conservación de los edificios, así como para controlar el nivel de seguridad del inmueble y de sus habitantes. Se debe realizar con la supervisión de un técnico especializado, como arquitectos, ingenieros o aparejadores, en la que se revisará el estado de los elementos comunes (fachadas, azoteas, redes generales de fontanería y saneamiento) y la correcta accesibilidad. En el caso de los edificios a partir de 50 años de antigüedad deben superar con éxito la ITE al menos cada 10 años.
Nuda propiedad. Un término jurídico que se refiere a que el propietario tiene la propiedad el inmueble, pero no el uso y disfrute del mismo, como es el caso de las operaciones de alquiler. Si una vivienda está a la venta bajo este término quiere decir que el propietario podría residir en la misma hasta su fallecimiento, pero la propiedad reside en el futuro comprador.
Patito feo. Dentro del mercado inmobiliario se conocen como patitos feos a aquellas viviendas cuya venta en el mercado puede resultar muy difícil debido a que sus características no las hacen atractivas para el público general. Por ejemplo, las casas con techos bajos, con una mala distribución en la que los largos pasillos ocupan todos los metros cuadrados, o con una ubicación lejos de las redes de transporte, que suelen ser más difíciles de dar salida den el mercado.
Proptech. Compuesto de las palabras ‘property’ y ‘technology’, se trata de un término que hace referencia a todas las empresas que utilizan la tecnología y las herramientas digitales aplicadas al sector inmobiliario. Pero no solo se utiliza para nombrar a las empresas involucradas en este proceso, sino para definir los cambios digitales que experimenta día a día el mercado inmobiliario. La domótica, el uso de tecnologías de realidad virtual para enseñar viviendas o las herramientas de Big Data para la gestión de datos son solo algunos de los numerosos conceptos que engloba el Proptech.
Realtor. Una palabra que en muchas ocasiones se utiliza como sinónimo de agente inmobiliario o vendedor de propiedades, aunque técnicamente no tienen por qué ser iguales. Concretamente, un Realtor es un agente inmobiliario miembro de la NAR (National Associaton of Realtors) que se rige por un estricto código de ética en el cumplimiento de sus funciones. Además, debe tener experiencia contrastada en elsector, así como formación sobre el mercado inmobiliario y las legislaciones por las que se rige.
Venta por susurro. Con el aumento de la demanda de vivienda, ha resurgido esta tendencia en la que las agencias inmobiliarias cierran con el comprador una compraventa de vivienda de segunda mano antes de que la oferta llegue a publicarse en los escaparates, webs o portales. Una tendencia al alza ya que, según los datos de Comprarcasa, este sistema representó en 2021 el 20% del total de las operaciones de compraventa, un 10% más que el año anterior.
En la venta por susurro, el comprador contrata a su agente inmobiliario como su representante ante el mercado. Detalla muy bien las características y necesidades de la vivienda que está buscando con el objetivo de que le contacten en cuanto tengan disponible un inmueble de estas condiciones. De esta forma, sabiendo de antemano los requisitos que quiere el comprador, es mucho más sencillo ofrecerle una vivienda que se amolde a sus preferencias, contribuyendo a reducir la tasa de clientes insatisfechos entre un 13 y un 15%.
Cédula de habitabilidad. Se trata de un documento administrativo que acredita que una vivienda tiene los requisitos técnicos, higiénicos y sanitarios mínimos para ser habitada. Es imprescindible contar con este certificado para realizar cualquier trámite de compraventa o de alquiler, así como para dar de alta servicios como el agua, luz o gas.
Los requisitos y la vigencia de las cédulas de habitabilidad varían dependiendo de la comunidad autónoma, aunque en general suelen tener una vigencia de 15 años y han de estar firmadas y supervisadas por un arquitecto o aparejador. Para su validación se tienen en cuenta principalmente la salubridad y la superficie útil de la vivienda, la distribución del espacio y la altura de las habitaciones.
Certificado o etiqueta de eficiencia energética. Es otro de los documentos imprescindibles si se quiere alquilar o vender una vivienda, ya que refleja su consumo energético teniendo en cuenta aspectos como los sistemas de ventilación, iluminación, calefacción y refrigeración o agua caliente. Todos los datos analizados se recogen en una escala de calificación que va desde el nivel A (el más eficiente) hasta el nivel G (el menos eficiente).
Para obtener la etiqueta de eficiencia energética el propietario debe contactar con una empresa, ingeniero, arquitecto o técnico autorizado. Se trata de un servicio que no está regulado por las instituciones, por lo que cada empresa puede cobrar una tarifa distinta. Tras la elección, el técnico encargado deberá recopilar toda la información del consumo energético de la vivienda (materiales de las paredes y ventanas, orientación y dimensión de la vivienda, eficiencia del aire acondicionado, instalaciones eléctricas y calefacción…) para la emisión de la etiqueta. Tras ello, el último paso es registrar el documento ante el organismo competente de la comunidad autónoma o región para certificar su validez.
Escritura y título de propiedad. Aunque en el sector inmobiliario se tiende a usar estos dos términos de forma indistinta, lo cierto es que son dos aspectos relacionados, pero diferentes. El título de propiedad es tan solo un concepto que representa la propiedad legal de la vivienda, así como los derechos que se transmiten del vendedor al comprador. Por otra parte, la escritura de propiedad es el documento físico y legal que transmite el título de propietario al comprador.