El bono joven del alquiler puede ser una trampa para muchos propietarios, y un calvario para los inquilinos que puedan revivir el refrán de: pan para hoy y hambre para mañana.Así lo afirman desde la Agencia Negociadora del Alquiler (ANA), basándose en que, “la duración de un arrendamiento de vivienda puede llegar a los cinco años y la ayuda del bono joven termina a los dos. A partir del segundo año, se pueden producir dos escenarios perjudiciales para los arrendadores: por un lado, la ruptura del contrato, donde el inquilino se marcha porque no puede seguir pagando el alquiler, que sería el mejor supuesto; y por otro lado, que no se marche y se produzcan impagos porque el inquilino no pueda seguir pagando la renta, al tener 250€ menos al mes”, advierte José Ramon Zurdo, director general de ANA.
“Los jóvenes que acepten esta ayuda, tienen que tener claro, que, a partir de los dos años, es como si la renta de alquiler les subiera 250€ más al mes, y tienen que poder seguir haciendo frente al alquiler, si quieren estar hasta los cinco años, que tienen derecho”, subraya Zurdo.
Riesgo para los propietarios
De cara al riesgo que pueden estar asumiendo los propietarios, José Ramón Zurdo comenta que, “los arrendadores que acepten estas operaciones de alquiler con inquilinos beneficiaros del bono joven, tendrán que estudiar la solvencia de los mismos, no solo para los dos primeros años, sino fundamentalmente para los 3 últimos, y comprobar que los candidatos, con sus ingresos, pueden demostrar la capacidad de endeudamiento suficiente para poder pagar las rentas, a la finalización del segundo año”. En este sentido desde ANA, se recomienda que no se acepten operaciones de alquiler donde la renta a pagar suponga más del 35% de los ingresos de los arrendatarios, sin aportar más garantías adicionales.
“Puede ocurrir, continúa Zurdo, que al vencimiento del segundo año de contrato cuando los inquilinos pierdan las ayudas, aumente de forma considerable el riesgo de impago para los arrendadores que hubieran basado sus criterios de selección únicamente en estas ayudas percibidas por los inquilinos”.
ANA propone que se prorrogue anualmente hasta los cinco años
Desde la Agencia Negociadora del Alquiler consideran un error que la ayuda del bono joven, de dos años, no coincida con los cinco años (*) de duración de un contrato de alquiler. Este desfase, perjudica tanto a inquilinos como a propietarios. Para paliar este error, desde ANA proponen:
“Que estas ayudas se puedan prorrogar en el tiempo de forma anual hasta completar los cincos años que puede durar un arrendamiento, siempre que los inquilinos sigan demostrando que sus ingresos no superan en tres veces el IPREM (24.318,84€)”, propone José Ramón Zurdo, director general de ANA.
Por último, Zurdo recuerda que, “si no se hiciera de la manera propuesta, se volvería a estar utilizando a los arrendadores particulares para hacerles partícipes de una medida aparentemente beneficiosa pero que les puede suponer en un futuro un mayor riesgo. Vemos otra vez como con este tipo de medidas se trata de favorecer exclusivamente a los inquilinos, y a medias, olvidándose otra vez de los arrendadores, al traspasarles este riesgo, pero claro, sin ningún tipo de responsabilidad para los creadores de la medida”.
(*) El alquiler puede durar hasta cinco años si el arrendador es persona física y hasta siete años si es persona jurídica.