El 2022 toca a su fin en un momento de optimismo e incertidumbre al mismo tiempo. Si hace sólo un año era la evolución de la pandemia del coronavirus el principal protagonista del escenario económico, social y sanitario, hoy son la guerra de Ucrania y la inflación mundial los grandes elementos desestabilizadores a tener en cuenta. Cuando la pandemia ya ha sido controlada y reducida a casos cada vez más aislados y de menor gravedad, el encarecimiento de la vida, de las materias primas y de la energía es una amenaza para la economía de los países y, por ende, para su mercado inmobiliario.
A escasas semanas para el cierre del ejercicio, Tecnotramit da a conocer sus previsiones de cara al 2023. La empresa es una de las principales compañías de servicios para entidades financieras y compañías inmobiliarias en España y Portugal. Dispone de una red de 34 oficinas en toda la Península, sedes centrales en Barcelona, Madrid y Lisboa y un equipo de 1.200 personas.
Vicenç Hernández Reche, CEO de Tecnotramit, así como presidente de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (ANAI) y de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Catalunya (AIC), asegura que, si bien “los registros de los macroindicadores del sector inmobiliario siguen mostrando un comportamiento estable que confirma el carácter resiliente del mercado español de la vivienda”, en el 2023 se va a producir “cierta desaceleración general en el sector”.
“Los datos todavía no lo reflejan, pero en los próximos meses se va a producir una lógica caída del interés en la compra de viviendas en España debido a la alta actividad inmobiliaria de los últimos años y al encarecimiento de la vida y de la financiación hipotecaria. Esto provocará que los precios retrocedan alrededor de un 5% el año que viene y el número de operaciones lo haga en un 10%. Lejos de ser un pronóstico negativo, esto es una buena noticia para la industria, pues la caída de precios oxigena el mercado e impide que a futuro haya otra burbuja inmobiliaria«, subraya el experto.
Y es que, tal y como avisa el economista y doctor en Psicología Económica, de haberse continuado con la escalada gradual de precios que se venía produciendo en los últimos años, incluso con la pandemia de por medio, un escenario inmobiliario de “burbuja” sí podría haberse ocasionado en el 2024 si no se hubieran tomado medidas en la política monetaria europea. Así pues, desde Tecnotramit se hace un balance positivo del 2022, “un año que ha supuesto un punto de inflexión por el estallido de la guerra y el aumento drástico de la inflación”.
“Pese al escenario macroeconómico que vivimos, el inmobiliario ha seguido mostrando una gran capacidad de resiliencia y ha sabido encontrar en todo momento alternativas para avanzar dentro de parámetros de estabilidad. De hecho, el resto de los sectores económicos que podrían constituir una alternativa a la inversión inmobiliaria han sufrido una mayor volatilidad y han registrado una rentabilidad incierta, razón por la que sigue existiendo una propensión natural a establecer al inmobiliario como un segmento refugio”, explica Hernández Reche.