El sector inmobiliario cerró 2022 con buenas sensaciones. Tras una primera mitad de año con cifras inéditas en la última década, el sector mostró su carácter resiliente y acabó 2022 reforzando su posición como valor refugio. Así, la inversión inmobiliaria experimentó un crecimiento cercano al 10% en España, según apuntan desde la consultora inmobiliaria Laborde Marcet.
“Con provincias como Barcelona, Madrid, Málaga o Valencia a la cabeza, el residencial ha sido el segmento que más interés ha atraído este pasado año, tanto en volumen de inversión como en número de operaciones, con una rentabilidad media anual alrededor del 4%”, detalla Gerard Marcet, socio fundador de Laborde Marcet.
“Si nos centramos en el comercio, España cerró 2022 con cifras similares a las registradas antes de la pandemia. El sector se ha visto impulsado por una clara apuesta de los inversores por los ‘ejes prime’, que les permiten aumentar no sólo su facturación, sino su visibilidad como marca”, comenta Marcet, quien también ha destacado la importancia de los edificios residenciales, “en búsqueda activa por los fondos de inversiones internacionales, así como los ‘family office’ e inversores locales”.
“A pesar de que puede resultar un año complicado para todos los inversores por el contexto de inestabilidad económica internacional, existen oportunidades concretas en clases de activos a largo plazo como los formatos de logística e industrial urbanos, y el retail. Opciones, en definitiva, donde el dinero podría rendir algo mejor en 2023”, concluye el experto.