La vivienda centra las propuestas de los diferentes partidos políticos de cara a las elecciones del 28M. Desde Podemos tienen la intención de aplicar un nuevo impuesto para penalizar aquellas operaciones de venta de vivienda que se realicen en un periodo de dos años desde que se compró el inmueble en cuestión. Así, la formación morada gravará con el 20% del precio de la compra lo que considera un ejercicio de especulación popularmente conocido como flipping inmobiliario.
“Comprar, reformar y vender es un método muy asentado, serio y perfectamente legal que pone en valor un activo”, comenta Abel Marín, abogado y socio del despacho Marín & Mateo Abogados. El experto declara que esta clase de inversión abarca “toda una escala de grises”, pues todo dependerá del grado de reforma que se opere: “Desde comprar y revender sin hacer ni siquiera un mínimo lavado de cara, adecentar y realizar pequeñas actualizaciones o, directamente, tirar todo abajo y ejecutar una reforma integral”.
En este sentido, Marín pone el acento en la gran aportación que supone el flipping inmobiliario a la hora de dotar de una mayor eficiencia energética al parque de vivienda menos sostenible. “Muchas de estas operaciones se dirigen a viviendas muy antiguas que están en un estado lamentable, haciendo una rehabilitación de varios miles de euros para detener el deterioro y reducir su huella de carbono”. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), de los 5,1 millones de certificados energéticos registrados en edificios existentes a finales de 2021, más del 80% pertenecen a las de calificaciones E, F y G, las menos eficientes.
No es una fórmula mágica
El portavoz de Marín & Mateo Abogados indica que “dedicarse a este negocio podría parecer sencillo, pero no es una fórmula mágica para ganar un beneficio en tiempo récord; hay que saber bien lo que se hace”. En opinión de Marín, “el flipping inmobiliario requiere de un análisis exhaustivo del mercado residencial de la zona, además de un gran poder de negociación para conseguir comprar a un buen precio”.
El abogado insiste en que hay que calcular la rentabilidad previamente porque “no solo es el precio de venta, son los impuestos, los gastos adicionales y el coste de la reforma”. Además, una vez vendido el inmueble, “se obtiene una ganancia patrimonial por la que hay que tributar a Hacienda”.
La reforma puede complicarse
En cuanto a la reforma, es importante tener los riesgos bajo control. “En una obra de calado, en la que se tiran tabiques para redistribuir los espacios y se renuevan todas las instalaciones, hay muchas cosas que pueden salir mal”, advierte.
Marín recomienda “acudir a profesionales con experiencia demostrable”. Asimismo, habrá que redactar un contrato con todas las garantías, materiales, licencias, plazos, penalizaciones, etc. para cubrirse ante imprevistos.
“Todo ello sumado a las diversas medidas de la nueva Ley de la Vivienda harán que el mercado inmobiliario se vaya deteriorando progresivamente, no será perceptible de inmediato, pero dentro de un tiempo estará destrozado”, y añade el abogado, “y serán los más vulnerables los que padezcan las consecuencias”.