La adquisición de suelos urbanos por parte de inversores y promotores se ha seguido ajustando en 2023 tras el pico alcanzado en 2021 debido a la falta de oferta. En concreto, el año pasado se transaccionaron un total de 22.000 suelos por un valor de 3.310 millones de euros, según el último estudio elaborado por Savills.
La escasez de suelo finalista para el desarrollo residencial, especialmente notorio en determinados mercados donde se concentran los mayores niveles de demanda, también tiene un impacto directo en el incremento de los precios de vivienda, tanto de venta como de alquiler, así como en el desplazamiento de parte de la población hacia la periferia.
Operaciones por provincias
En 2023, diez provincias acumularon más de la mitad de las operaciones, con Barcelona, Toledo y Madrid en cabeza. Por volumen de inversión, su peso es mayor: el top 10 concentra el 68% de la actividad total, con Madrid, Barcelona y Málaga al frente.
En Madrid se vendieron 1.149 suelos por 560,9 millones de euros, y en Barcelona se transaccionaron 2.052 por valor de 375,7 millones de euros.
Oferta escasa y demanda fuerte
En estos mercados residenciales más activos, la escasez de oferta y la fortaleza de la demanda ha motivado que los precios del suelo residencial hayan crecido de manera muy pronunciada. Ejemplos de esta situación son los PAUS del sureste de Madrid, donde los precios del suelo se han disparado un 40% desde 2019, según datos de Savills.
La compra de suelos por parte de promotores residenciales se concentra en mercados muy concretos de primera residencia, como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Zaragoza, Palma y Sevilla, y en mercados vacacionales muy específicos de la Costa del Sol, la Costa Valenciana y Baleares. Se observa también un interés creciente por mercados concretos de la Costa Cantábrica donde la demanda de vivienda vacacional está repuntando con fuerza.
En ciudades de pequeño y mediano tamaño (<150.000 habitantes) la actividad promotora es muy baja y, en todo caso, pequeños promotores locales con una elevada experiencia en ese mercado se animan a comprar suelo para promoción residencial. Este escaso interés queda reflejado en la baja actividad inmobiliaria de determinadas capitales de provincia donde la promoción de obra nueva se limita a uno o dos proyectos.