La oferta se reduce en más de 120.000 viviendas, con más de 100 inquilinos compitiendo por cada inmueble

La exclusión residencial, una visión ampliada del sinhogarismo que no solo tiene en cuenta a las personas sin techo o sin vivienda, sino también a quienes viven en hogares inadecuados o inseguros, afecta a alrededor de 8,5 millones de personas en España, según un análisis del Observatorio del Alquiler de la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos elaborado con la aportación fundamental de la SOCIMI social tuTECHÔ.

Este análisis parte de la metodología ETHOS, propuesta por FEANTSA (Federación Europea de Organizaciones Nacionales que trabajan con Personas Sin Hogar). El Observatorio del Alquiler ofrece una visión ampliada de este fenómeno, que incluye, además del sinhogarismo clásico, es decir, las personas que viven en la calle o en recursos públicos de forma temporal, otras formas ocultas de este problema, que abarcan también a quienes sí tienen un techo, pero carecen de una vivienda digna, adecuada y permanente en la que residir de forma segura y saludable para su desarrollo personal y social.

El sinhogarismo tradicional afecta a 28.552 personas en España, según la Encuesta de Personas sin Hogar del INE de 2022. Sin embargo, organizaciones como la Fundación Hogar Sí o Cáritas Española consideran que la estadística oficial está infrarrepresentada, y elevan la cifra a en torno a las 37.000 y las 42.300 personas.

Sin embargo, si se tienen en cuenta también las formas ocultas de este fenómeno, el sinhogarismo podría afectar a un 18% de la población española: alrededor de 3,7 millones de personas en España viven en una vivienda insegura, sin gozar del régimen de tenencia o bajo la amenaza de desalojo; y unos 4,8 millones más lo hacen en un hogar inadecuado, ya sea por problemas de habitabilidad, chabolismo o hacinamiento masivo.

La directora general de TuTECHÔ, Rocío del Mar, destaca que » el trabajo de la sociedad es tomar consciencia y visibilizar este problema, porque el fenómeno del sinhogarismo es muy complejo y cada vez se aleja más del estereotipo que tenemos asociado a él«.

CRECIMIENTO DEL NÚMERO DE MUJERES EN SITUACIÓN DE SIN HOGAR

Aunque el sinhogarismo es un fenómeno mayoritariamente masculinizado – los hombres representan en torno al 76,7% -, en los últimos años ha crecido la proporción de mujeres en esta situación: desde el 19,7% de 2012 al 23,3% en 2022.

Las mujeres suelen permanecer menos visibles en la calle, debido a los mayores riesgos que enfrentan, como la violencia sexual o las agresiones. De hecho, un 21% de ellas han sufrido ataques físicos o sexuales. Es por eso que muchas optan por soluciones precarias antes que dormir al raso, como viviendas inseguras, infraviviendas o entornos abusivos.

LOS JÓVENES TAMBIÉN ESTÁN PRESENTES EN EL SINHOGARISMO

Contrario a lo que muchas veces se piensa, el sinhogarismo no solo afecta a personas mayores. De hecho, un 21% tienen entre 18 y 29 años, y un 30% entre 30 y 44. Además, aunque no es habitual encontrar niños durmiendo en las calles, muchos se ven afectados también por esas formas de sinhogarismo oculto, como la ocupación ilegal, las infraviviendas o el hacinamiento.

De todos modos, cabe señalar que los perfiles de edad difieren según la nacionalidad. La población extranjera sin hogar es más joven que la autóctona: el 68% tienen menos de 45 años, una cifra que se reduce al 43% en el caso de los españoles.

LA MITAD DE LAS PERSONAS SIN HOGAR SON INMIGRANTES

Aproximadamente la mitad de las personas sin hogar en España, un 49,9%, son de origen extranjero, aunque algunas fuentes los elevan hasta el 58%, que podrían alcanzar hasta el 83% en el caso de los menores de 30 años. Por continentes, proceden de África (53%), América Latina (26%) y Europa del este o UE (17%). Muchos llevan años en el país, pero su falta de arraigo legal dificulta el acceso a derechos básicos.

Muchos de los inmigrantes sin hogar se encuentran en una situación administrativa irregular o precaria, un que los relega a la economía sumergida y a la exclusión social, sanitaria y residencial. Además, muchas mujeres sin papeles acaban trabajando de internas en el servicio doméstico, en condiciones de explotación severas.

MÁS SOLTEROS EN LA CALLE Y MÁS FAMILIAS EN INFRAVIVIENDAS

La gran mayoría de personas sin hogar no cuentan con redes de apoyo familiar. El 88,7% de quienes viven en la calle están solteros y no conviven con sus hijos, en el caso de tenerlos. Sin embargo, hay muchas familias también en esta situación, si bien no suelen ser usuarios de los centros y programas dirigidos a paliar este problema. En estos casos, este fenómeno suele darse en el ámbito de viviendas inseguras o inadecuadas, según la clasificación ETHOS.

Una visión amplia de la exclusión residencial incluye a numerosos hogares con menores afectados. Por ejemplo, FOESSA reportó en 2018 que decenas de miles de familias en España vivían en régimen de tenencia insegura o en condiciones indignas: solo en Asturias, podrían ser hasta 24.000

Aunque el modelo familiar tradicional casi no existe en la calle, si se tiene en cuenta la exclusión residencial severa, sí que hay familias enteras viviendo en precariedad habitacional, optando por situaciones de hacinamiento en casas de conocidos, por ocupaciones “patera” o por vivir en locales no habilitados, antes que verse a la intemperie.

EL ALQUILER SOCIAL, UNA SOLUCIÓN A LA EXCLUSIÓN RESIDENCIAL

El alquiler residencial es una palanca flexible y eficaz para garantizar el acceso a una vivienda. El alquiler, con todas las garantías de habitabilidad y salubridad, puede erigirse en un trampolín para salir de la precariedad residencial y promover la inclusión de los grupos más vulnerables de la sociedad.

Ante la dimensión de un problema que afecta a más de 8,5 millones de personas en España, urgen medidas y políticas públicas eficaces y decididas que promuevan la inclusión social y garanticen el derecho a una vivienda digna para todos los ciudadanos.

El alquiler social juega un papel clave en la lucha contra el sinhogarismo, ya que, en muchas ocasiones, puede ser la llave para el acceso a una vivienda para la población más vulnerable. Sin embargo, el escaso parque inmobiliario de titularidad pública dificulta la puesta en marcha de medidas útiles que puedan suponer una solución a largo plazo. Según cifras del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, la vivienda social representa en torno al 3,3% del parque inmobiliario, por debajo de la media europea, que ronda el 8%.

» La vivienda social se encuentra en una situación especialmente preocupante en España. Es algo que ha quedado detenido en el tiempo en la última década. Ha quedado olvidado por las administraciones públicas y no ha crecido. Estamos en datos muy por debajo de la media europea«, señala Gerardo Neistat, analista del Observatorio del Alquiler.

» Una vivienda no es solo un techo, es tener una seguridad, es tener un sitio donde llegar después de tu jornada laboral, es un lugar de descanso, es una dirección para poner en un curriculum… Es, en fedinitva, el sitio que necesita una persona para poder desarrollar su vida de forma digna, porque la vivienda es un elemento transformador para cambiar la vida de las personas que se encuentran en esta situación», concluye Rocío del Mar.

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