Madrid. 06/10/2017
Con la llegada del otoño se incrementan las denuncias por la actuación de falsos revisores de gas. Un timo muy extendido, dirigido especialmente a personas de avanzada edad y localizado en barrios periféricos que todavía tienen en sus viviendas instalaciones antiguas (bombonas de butano o propano).
Para poner freno a esta práctica delictiva, desde Agremia (Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía) se aconseja prestar especial atención e informar a los vecinos más vulnerables del modus operandi de los falsos revisores.
“Normalmente se hacen pasar por técnicos de la compañía de gas, incluso van vestidos con el mono de trabajo, o dicen venir de parte del Ayuntamiento o de la Comunidad Autónoma correspondiente”, avisa Jose María de la Fuente, presidente de Agremia.
Así mismo, estos timadores simulan realizar una inspección de gas alegando que la instalación tiene un defecto grave, aun cuando se limitan a cambiar la goma del gas. “En este sentido”, prosigue De la Fuente, “los falsos revisores tratan de cobrar la inspección en el momento, bien en efectivo o con tarjeta, siendo los precios desorbitados”.
Agremia recalca que, en ocasiones, los timadores presionan a los usuarios que desconfían, amenazando que de no llevarse a cabo la inspección y el consiguiente arreglo se pondrá en grave riesgo su seguridad y la de sus vecinos, que tendrán que cortar el gas o que serán objeto de fuertes sanciones económicas por parte de la Administración.
Ante cualquier sospecha de desconocidos que aparezcan en nuestro domicilio sin que sus servicios hayan sido solicitados por el cliente, desde esta asociación se recomienda llamar a la Policía.
Inspecciones reglamentarias
Con bastante frecuencia, los falsos revisores ponen como excusa que tienen que realizar la inspección porque así lo exige una normativa nueva. “Es por ello”, explica De la Fuente, “que es importante conocer los periodos de operaciones obligatorias en gas y calderas”.
Dependiendo del tipo de instalación de gas de la vivienda, se pueden dar dos situaciones. Si nuestra instalación es de gas natural o de propano canalizado, deberemos pasar una “inspección” y la compañía distribuidora nos avisará previamente por correo postal de la obligación de pasarla. En la carta remitida informará de las fechas aproximadas, de la opción que tiene el cliente de que la realice personal bajo la responsabilidad de la distribuidora o de contratarla con una empresa instaladora, y del coste en el caso de decidir encomendársela a la distribuidora.
“Por el contrario”, puntualiza De la Fuente, “si la instalación de gas está alimentada por bombonas o depósitos de butano o propano, nos encontramos ante una `revisión’ y siempre será el cliente quien tenga que controlar cuándo debe pasarla y contratar para ello los servicios de una empresa instaladora habilitada”.
Tanto la “inspección” como la “revisión” obligatorias, deben realizarse cada cinco años. Y las dos tienen un coste, pero mientras que en el caso de que la inspección, su importe será cobrado siempre a través de la factura del gas (nunca se debe abonar en el acto a quien la realice), en el caso de la revisión, será cobrada directamente al cliente por la empresa instaladora que le haya contratado.
“Distinto a la inspección o revisión obligatorias, es el mantenimiento que el cliente puede contratar con carácter voluntario y periodicidad habitualmente anual, que no suple ni sustituye a las anteriores”, concluye el presidente de Agremia