Encontrar la vivienda deseada no es precisamente una experiencia satisfactoria. Es la principal conclusión que se desprende del informe El hexágono emocional del comprador de vivienda elaborado por SIMA (Salón Inmobiliario). Para su realización se entrevistaron a 687 personas mayores de 25 años, que manifestaron estar buscando activamente una vivienda.
El informe analiza el grado de negatividad y positividad que suscita la búsqueda de una vivienda. Para ello se emplea una escala que va de -100 a +100, con la que se valoran seis atributos –el hexágono emocional– expresados de manera dicotómica: anodino vs. emocionante; complicado vs. sencillo; cansado vs. cómodo; angustioso vs. tranquilo; frustrante vs. satisfactorio; aburrido vs. divertido.
De acuerdo con las respuestas de los encuestados, buscar una vivienda despierta más negatividad que positividad. Sobre todo, resulta complicado (-60) y cansado (-60), y en menor medida frustrante (-15), angustioso (-11) y aburrido (-10). Solo uno de los atributos del hexágono emocional analizado pasa el corte: para la mayoría también es emocionante (+15).
El informe de SIMA confirma que no existe un arquetipo emocional de comprador de vivienda, si bien ciertas características de naturaleza muy diferente (género, edad, estatus socioeconómico, etc.) actúan como catalizadores de sus emociones. Así, a las mujeres encontrarla les parece más complicado, cansado, angustioso y frustrante que a los hombres que, sin embargo, lo encuentran solo mas aburrido y anodino que ellas.
Otro tanto ocurre con la edad. Sin ningún género de dudas, los menores de 36 años son, con diferencia, los más críticos de los encuestados. Solo en uno de los seis atributos del hexágono emocional ven su lado positivo (la búsqueda les parece más emocionante que anodina), mientras que con el resto su opinión es claramente más negativa que la media del informe. Por el contrario, el paso de los años parece atemperar los ánimos. A partir de los 36, la versión más positiva de las emociones del hexágono se impone con rotundidad sobre la negativa.
El estatus socioeconómico impone una mayor diversidad en las opiniones. Aquí, el contraste entre los diferentes grupos aparece muy marcado. Mientras los encuestados con estatus alto y bajo se inclinan por la opción más negativa del hexágono en cinco de los seis atributos, los de estatus muy bajo y, especialmente, medio-alto tienen una opinión claramente más positiva que la media del informe. En tierra de nadie quedan los encuestados en la mitad de escala socioeconómica, que reparten valoraciones positivas y negativas por igual entre los seis atributos del hexágono.
Por su parte, la tenencia de la casa que se habita es, con mucha diferencia, el factor predeterminante de las actitudes más polarizadas. Es el caso, por ejemplo, de quienes viven en el domicilio familiar o de alquiler. Para estos, el proceso de búsqueda despierta emociones marcadamente más negativas que la media del informe en cinco de los seis atributos analizados. La única excepción es que tan solo les parece más emocionante que anodino. Por el contrario, ser propietario de una vivienda inclina las opiniones hacia el lado positivo del hexágono, al menos en cinco de sus atributos. Por el contrario, a estos encuestados el proceso de búsqueda sí les resulta más anodino que emocionante.
El quinto y último corte analizado profundiza en los efectos emocionales derivados de los motivos para buscar una casa. También aquí se produce cierta polarización, si bien mas atenuada que en el corte anterior. Claramente, los encuestados que ya son propietarios y que desean una segunda residencia o una vivienda para invertir lo viven con renovado optimismo, hasta el punto de valorar todos los atributos del hexágono por encima de la media del informe. Muy diferente es la situación de aquellos que aspiran cambiar a dejar de ser inquilinos o emanciparse. Los primeros sólo valoran por encima de la media uno de los atributos del hexágono emocional (más emocionante que anodino), mientras los segundos lo hacen con dos (más divertido que aburrido y más emocionante que anodino).