Históricamente el sector de la construcción es uno de los que consume mayor cantidad de energía. No obstante, el aumento de la demanda energética de los últimos años, así como la crisis energética a consecuencia del conflicto de Rusia y Ucrania, plantean un punto de inflexión para lograr un entorno de construcción sostenible y eficiente energéticamente.
Según los últimos datos de la Comisión Europea, en el conjunto de Europa, los edificios son responsables de alrededor del 40% del consumo energético y del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y es que, el sector de la construcción y los materiales tienen un impacto energético muy significativo ya no solamente en el mantenimiento de edificios, sino durante todo el proceso constructivo -extracción y producción de materiales o transporte de estos-. Además, en 2021, las actividades de la construcción volvieron a los niveles previos a la pandemia y esto provocó que la demanda energética de los edificios se incrementara alrededor de un 4% desde 2020, el mayor aumento de los diez últimos años según indica la Agencia Internacional de Energía (AIE).
En vista de estos datos, desde septiembre de 2022, el 40% de los países a nivel global dispone de reglamentos o códigos obligatorios o voluntarios de rendimiento energético de los edificios. Además, otra herramienta que promueve la sostenibilidad de los edificios es la certificación de edificio ecológico, una manera de adoptar y reconocer normas superiores del rendimiento energético de los edificios y parámetros más amplios de sostenibilidad.
Por este motivo, ahora más que nunca, el desarrollo de estrategias que contribuyan al desarrollo sostenible y disminuyan el impacto sobre el medioambiente debe convertirse en una prioridad para el sector de la construcción. Los expertos de Sto, multinacional especializada en el desarrollo de sistemas de aislamiento térmico y materiales de construcción, proponen las siguientes:
· Diseño pasivo. Con la entrada en vigor de la última modificación del Código Técnico de la Edificación (CTE), surge una nueva normativa que reenfoca el sector hacia la eficiencia energética de los edificios, y hacia la salud, el confort y la seguridad de los usuarios. El diseño arquitectónico pasivo puede maximizar la eficiencia energética desde el inicio, ya que este tipo de edificios registra hasta una décima parte del gasto que genera un inmueble “convencional” con superficies similares. La estanqueidad al aire, la ausencia total de puentes térmicos, la ventilación mecánica con recuperación de calor o el uso de ventanas con altas prestaciones aislantes son solo alguna de las características de una Passivhaus.
· Energías renovables integradas. La incorporación de sistemas de energía renovable es uno de los grandes impulsores de mejoras de rendimiento energético. En este sentido, las soluciones integradas en las fachadas de módulos fotovoltaicos como StoVentec Photovoltaics Inlay proporciona, además, unos elevados valores de aislamiento térmico y muy buena protección contra el ruido. También, la geotermia de baja temperatura es un recurso natural que puede ser empleado para la producción de calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria en los edificios.
· Un buen sistema de aislamiento térmico exterior. Un sistema correctamente montado puede suponer un ahorro de hasta un 60% en costes energéticos, tanto en climas calientes como en climas fríos. Además, los sistemas de aislamiento térmico exterior (SATE) de Sto garantizan no solamente una ventaja estética, sino una mayor durabilidad de la fachada y amplias mejoras en la habitabilidad.
· Construcción verde. Las fachadas verdes lucen bien y ayudan a reducir las consecuencias del cambio climático: refrescan, descomponen los contaminantes y protegen la fauna. StoFix Iso-Bar ECO, por ejemplo, es un sistema que asegura una fachada verde sostenible y duradera que además aporta valor estético al edificio.
· Gestión eficiente del agua y la electricidad. Utilizar iluminación LED de alta eficiencia energética en lugar de bombillas incandescentes o fluorescentes puede reducir significativamente el consumo de energía. Igualmente, instalar sensores de movimiento y temporizadores en las áreas comunes y zonas de baja ocupación garantizará que las luces solo se enciendan solamente cuando sea necesario. Por otro lado, implementar sistemas de recolección de agua de lluvia y utilizar sistemas de riego por goteo, evitando aspersores, y tecnologías de baja demanda de agua en la fase de construcción puede ahorrar mucha de la energía asociada con el bombeo y tratamiento del agua.