El mercado inmobiliario sigue encadenando nuevos datos positivos. Según los últimos datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el mercado residencial español registró en mayo un crecimiento interanual del 39,7 % en las compraventas de vivienda, alcanzando más de 61.000 operaciones inscritas. Se trata del mayor repunte desde 2021, tras meses de contención y moderación en el volumen de transacciones.
Desde Equito, plataforma digital de inversión inmobiliaria, su CEO Robin Decaux interpreta estos datos como un posible punto de inflexión dentro del actual ciclo post-crisis: “Este salto estadístico sugiere que el mercado podría estar entrando en una nueva etapa de dinamismo, impulsada por la estabilización macroeconómica, el retorno del crédito y la materialización de promociones que venían acumulándose en meses anteriores”, señala.
La estadística refleja un crecimiento del 42,1 % en vivienda nueva y un 39,0 % en vivienda usada, con un fuerte empuje en regiones como Castilla-La Mancha, Galicia y La Rioja, que habitualmente no lideran el ranking nacional. “Esta distribución indica una diversificación territorial de la demanda, que no necesariamente supone una desconcentración, pero sí un reajuste geográfico del capital residencial”, añade Decaux.
No obstante, desde Equito también advierten de que más volumen no implica más accesibilidad. El 93,6 % de las viviendas vendidas siguen siendo de tipo libre, y un 79,1 % corresponden al mercado de segunda mano.
“El sistema sigue operando bajo los mismos mecanismos estructurales —compraventa directa, financiación bancaria, procesos registrales—, sin que haya una transformación visible del acceso a la vivienda. Lo que sí percibimos es un aumento de la presión sobre estos procesos”, explica el experto.
¿Qué esperar de los próximos meses?
Decaux prevé que, si la tendencia se mantiene, el mercado podría evolucionar hacia un doble escenario: consolidación de zonas emergentes como nuevos focos de rotación de capital inmobiliario y tensión en los procesos operativos, con posible saturación en precios, plazos y gestión administrativa.
“El gran reto será ver si el sistema puede absorber esta aceleración sin fricciones o si deberá adaptarse a una nueva escala de funcionamiento. En cualquier caso, estamos ante un momento clave para entender hacia dónde va el ciclo inmobiliario en España”, concluye.