Madrid. 25/01/2016
“Te amueblamos la cocina”, “entrada gratis”, “no pagues durante el primer año”,¡un coche gratis!, “te facilitamos la financiación”… han sido algunos de los reclamos más habituales para la venta de viviendas durante los años de bonanza inmobiliaria y también de inicio de la crisis en ferias inmobiliarias. La financiación acabó siendo el mayor atractivo para la venta de vivienda en el momento en que los bancos cerraron el grifo del crédito a los particulares y las promotoras se hacían cargo de la negociación.
SIMA, el Salón Inmobiliario de Madrid, ha sido, a lo largo de los años y, en especial de los últimos, un buen reflejo de la situación y de la evolución del perfil del comprador. De poder competir con otras grandes ferias en número de pabellones pasó a limitar el espacio de uno solo. Sin rendirse, con cada vez menos grandes nombres de promotoras y constructoras que desaparecían o se transformaban aferrándose a la supervivencia, y cada vez más comercializadoras de bancos. Y también la SAREB, o banco malo, que llenó en 2013 su stand de público interesado mostrando ya un punto de inflexión en el sector. Se recuperaba una parte de la demanda, al menos, la del ahorrador que había contenido el gasto por prudencia en tiempos de dificultad.
En SIMA hemos visto cómo los stands de más metros cuadrados y diseño innovador se iban simplificando para abaratar costes. Grandes, de tamaño al menos, quedaban los institucionales con vivienda pública y los bancos más fuertes. Las maquetas de edificios daban paso a imágenes 2D y fotografías de las viviendas disponibles con oferta “si compras durante los días del salón”. Y de comprar sobre plano, a la venta de vivienda en costa o al “llave en mano” de viviendas disponibles aquí y allá. Todo en un espacio que, al margen del número de pabellones que ocupara se convertía, edición a edición, en termómetro de la actualidad inmobiliaria.
De hecho, las dos últimas ediciones ya han reflejado un cambio sustancial. Han aumentado los metros cuadrados del salón que cada vez necesita un pabellón más grande. Se ha vuelto a vender sobre plano porque han vuelto las promociones de vivienda. Menos, pero nueva. La financiación, aunque prudente, vuelve a estar presente. Las empresas promotoras y constructoras que han sobrevivido a estos años convulsos son quizá más fuertes que antes porque se han adaptado al cambio y han superado una difícil prueba. Y el público, la gente, los compradores potenciales, inversores o particulares, han vuelto y, aunque han cambiado de perfil, siguen buscando los mejores precios con las mejores condiciones del momento.
En cualquier caso, no olvidemos que una feria suele ser un espacio donde se cultivan los contactos a la espera de que crezcan las negociaciones hasta la compra. No siempre se logran grandes cifras de ventas en sólo cuatro días, pero pueden augurar un buen periodo de contactos posteriores con el comprador potencial. Es un buen lugar para aglutinar la oferta disponible, un supermercado de vivienda para el potencial comprador.
SIMA 2016
Y como muestra de que hay que estar, los datos para la próxima edición de SIMA que se celebra del 5 al 8 de mayo. Hasta hoy, la demanda de espacio para expositores ya supera la superficie contratada en 2015, por lo que “la organización de la feria está contemplando una primera ampliación para atender la futura demanda”.
Como bien explica, Eloy Bohúa, director general de Planner Exhibitions, empresa promotora de SIMA, los dos últimos años “han sentado los cimientos de una recuperación, que debería consolidarse definitivamente en 2016”. Así que tendremos que acudir, una vez más, para comprobar qué nos ofrece esta nueva edición y descubrir qué está cambiando en el sector de la vivienda.