La justicia española atraviesa en la actualidad un estado de colapso que ha provocado el retraso sistemático de numerosos procedimientos judiciales. Entre ellos destacan los desahucios y precarios, que cada vez afectan a más propietarios que se ven obligados a esperar durante meses a que se produzca el lanzamiento de las personas que okupan su vivienda ilegalmente.
“Si comparamos con el resto de la Unión Europea (UE), la situación en España es peor y mucho más desfavorable para el propietario no solo porque los procedimientos judiciales son más rápidos sino también porque se adoptan mayores medidas de protección para los ciudadanos vulnerables sin buscar ninguna medida que favorezca a los propietarios”, afirma Arantxa Goenaga, socia y abogada de Círculo Legal Barcelona.
Y es que, si bien existen una serie de procedimientos para que el propietario pueda recuperar sus propiedades, detalla la abogada, estos no son lo suficientemente taxativos y agiles en lo que respecta a facilitar los lanzamientos: “No se puede proteger la ocupación y establecer medidas que favorezcan la misma y eso es lo que parece que están haciendo”.
Del mismo modo, la abogada recuerda que “todas las personas tienen derecho a tener una vivienda digna”, y que por eso mismo los poderes públicos deberían dotarse de mayores medios para reducir el número de familias precarias, sin trasladar esta responsabilidad al particular.
Un sistema judicial colapsado
El principal problema, sin embargo, no es la falta de regulación, sino el colapso judicial existente. En este sentido, Goenaga señala que los Real Decretos Leyes aprobados a raíz de la pandemia se centraron en proteger a los ocupantes y arrendatarios vulnerables, y no tanto a los propietarios que tienen que hacer frente a desahucios y procedimientos judiciales de precario.
“No vamos a poner en duda y lo suscribimos totalmente que todos los ciudadanos tenemos derecho a tener una vivienda y digna, pero diferimos totalmente en cómo se debe garantizar y la implicación de los organismos públicos y los medios que deben destinar. Parece que existe cierta sensación de impunidad por parte de los ocupantes o de los arrendatarios que dejan de cumplir con su obligación de pagar la renta”, concluye la experta.