España sigue siendo un país de propietarios, donde el porcentaje de hogares con una casa en propiedad —hipotecada, pagada o heredada— es del 76,3%, frente al 51,5% de Alemania, el 65,1% de Francia o el 69,7% de media europea, según se recoge en el Informe País de Green Building Council España (GBCe). Esto significa que más de 14,5 millones de hogares españoles viven en una casa en propiedad, con el porcentaje más alto de propietarios en el País Vasco, Navarra, Cantabria, Extremadura, Castilla y León y Castilla-La Mancha, y el más bajo en Madrid, Cataluña, Baleares, Canarias y Aragón, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En este contexto, en el que el casi uno de cada tres propietarios de vivienda en España —el 30,3%, según Eurostat— tiene una hipoteca, entra en juego otro factor fundamental: esas casas, que suponen el 63,7% del endeudamiento de los hogares, están envejecidas y son ineficientes.
“La primera normativa que exigía incluir aislamiento térmico en las fachadas no se publicó hasta 1979 y el 50,8% de los 16,6 millones de viviendas principales con los que cuenta España fueron construidas antes de 1980”, explica Dolores Huerta, directora general de GBCe. Asimismo, el 43,9% de las viviendas se levantó entre 1980 y 2007, año en el que entró en vigor el Código Técnico de Edificación (CTE): “Con estos datos, no es extraño que el sector de la edificación genere en la actualidad en España el 25,1% de las emisiones y el 30,1% del consumo de energía final”, resalta la directora general de GBCe, en alusión a la Hoja de ruta del proyecto Building Life.
“Un alto porcentaje del actual parque de viviendas español presenta necesidades de rehabilitación, tanto para restablecer o mejorar la calidad global del edificio como en lo referente a mejorar su comportamiento energético”, afirma Emilio Miguel Mitre, coordinador del proyecto AÚNA, impulsado por GBCe. Concretamente, la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España (ERESSE) cifra esta necesidad en 7,1 millones de edificios en España que cuentan con los niveles más altos de energía.
Alianza contra la desconfianza
No obstante, esta acuciante necesidad no ha logrado aún derribar las principales barreras que impiden que la rehabilitación se generalice entre la sociedad: “El mayor escollo para generalizar la rehabilitación está en la falta de interés que tienen los usuarios, no tanto porque no quieran rehabilitar, sino porque aún desconfían”, asegura el coordinador del proyecto AÚNA.
Esta “falta de demanda” ha ralentizado, a juicio de Mitre, la oferta técnica, financiera, etc. Sin embargo, la crisis provocada por la COVID-19 y la histórica inversión de 6.820 millones de euros de los Fondos Next Generation suponen “una oportunidad de oro” para que la rehabilitación se convierta en la bandera de una nueva economía resiliente y descarbonizada imprescindible para cumplir con los objetivos de carbono cero fijados por Europa para 2050: “Nos encontramos ante una gran oportunidad para generar las herramientas de gestión y financiación necesarias, para capacitar a profesionales y obreros y para demostrar y comunicar”, asegura el coordinador del proyecto AÚNA.
Sin embargo, estos objetivos sólo se pueden alcanzar si se crean alianzas entre todos los actores del sector de la edificación implicados en el proceso de la rehabilitación, que permitan crear servicios integrados de rehabilitación —o agentes rehabilitadores completos—: “Es básico incrementar las alianzas entre los miembros, la interactuación entre ellos, logrando una refundación del sector de la edificación en el que la rehabilitación sea la punta del iceberg”, argumenta Emilio Miguel Mitre.
En este sentido, Mitre ha resaltado el éxito del espacio virtual creado este martes 17 de mayo por el Foro AÚNA, que ha servido para que los distintos actores puedan conocerse e iniciar una relación, tanto para buscar sinergias como agente rehabilitador completo como para dar a conocer su oferta a posibles compradores.