El peso del inversor nacional en el mercado inmobiliario ha aumentado en el primer trimestre de 2023. Pese a la subida de tipos y la creciente inflación, los inversores han encontrado en el Real Estate español un activo muy atractivo, según revela Iñaki Unsain, Personal Shopper Inmobiliario (PSI) de referencia y director general de ACV Gestión Inmobiliaria.
En este sentido, el experto habla de un crecimiento “considerable” en el número de inversores nacionales en el mercado inmobiliario desde la irrupción de la pandemia, un dato contrastado con el Banco de España, que sitúa el crecimiento real de la inversión en vivienda en España es de un 7,1%.
Unsain achaca esta tendencia al constante vaivén y volatilidad de la bolsa durante los últimos meses, la cual ha generado incertidumbre sobre otro tipo de inversiones. “El inmobiliario se ha convertido en un refugio para los inversores que quieren protección frente a la inflación y las subidas de precios”, destaca el expresidente de la Asociación Española de Personal Shopper Inmobiliarios (AEPSI).
Los datos aportados por el Banco de España destacan la rentabilidad de la vivienda, con un crecimiento del 11,2% en los últimos 12 meses, que la sitúan por delante de otras inversiones alternativas como los bonos del Estado o los depósitos de hogares, los cuales aportan índices inferiores al 4%, y muy superiores a la inversión en Bolsa, cuya tendencia negativa durante 2022 ha sido del –6,4%.
¿Cuál es el perfil del inversor nacional?
El inversor extranjero, el cual estaba adquiriendo cada vez más fuerza en el mercado nacional, ha vuelto a dejar espacio al inversor autóctono. Según indica el experto en inversión inmobiliaria, sumando el coste de honorarios, impuestos y reformas, el valor total de las inversiones se sitúa entre los 260.000 y los 300.000euros en las principales ciudades españolas. “El endurecimiento de las condiciones ha desplazado del mercado al pequeño inversor”, sentencia.
El perfil nacional de los inversores, tal y como detalla el Personal Shopper Inmobiliario, es el de hombres de entre 40 y 55 años con sueldos por encima de los 100.000 euros anuales y que buscan un complemento económico para su futura pensión a través del alquiler de esa vivienda.
“El perfil del inversor, a diferencia del comprador no inversor, requiere de una madurez económica suficiente como para poder financiar todos los aspectos de la operación”, destaca Iñaki Unsain, que también hace hincapié en cómo la reforma se ha convertido en “un aspecto clave a la hora de buscar una mayor rentabilidad en las viviendas de inversión”.