Vivienda Deprisa. Septiembre 2013
La vuelta al cole nos trae muchos datos que analizar desde el inicio del verano. Los precios de la vivienda continúan cayendo. Según la tasadora Tinsa, las caídas acumulan un descenso de entorno al 40% desde el inicio de la crisis y parece que continuarán ajustándose mientras el mercado no se reactive. Y suponemos que esto no sucederá hasta que el grifo del crédito se reabra y la situación económica y las cifras de paro mejoren.
A pesar de lo atractivo de algunos precios, en especial en zonas de costa o de viviendas en manos de Sareb, las cifras de compraventa todavía no reflejan un despegue en el sector pese a algunos buenos datos. Según los últimos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), las transacciones de viviendas bajaron en julio el 5% respecto al mismo mes de 2012, y encadenan tres meses consecutivos de descensos.
La vivienda protegida, muy atractiva durante los años del boom inmobiliario y de la que ya hablaremos en futuros post, casi ha desaparecido de la estadística. En el mes de julio sumó apenas 2.200 operaciones.
No obstante, el efecto del fin de la desgravación fiscal y la subida del IVA del 4 al 10%, se refleja en los datos del acumulado de los siete primeros meses del año, con un repunte del 3,6%. Se trata, en muchos casos de operaciones que se realizaron antes de fin de 2012 pero que se registran a comienzos de 2013. Y en otros muchos, de compradores que invierten y no requieren de hipoteca.
Y es que ante la difícil situación financiera por la escasez de crédito para el comprador particular, salvo en el caso de ahorradores solventes, el inversor nacional o extranjero se convierte en el principal adquisidor de nuestro stock de vivienda.
Al menos, por el momento, porque parece que los españoles todavía no hemos desterrado la idea de que alquilar es “tirar el dinero” y se sigue prefiriendo la compra.
Según una encuesta realizada por la red inmobiliaria Look&Find, si la renta mensual por alquiler y la cuota hipotecaria fuesen del mismo importe, el 60% de los españoles optaría por comprar. Un 19% preferiría alquilar, mientras que un 21% seguiría con el arrendamiento de manera temporal hasta que la situación mejorase.
Ante todos estos datos, ¿podemos decir que hemos aprendido algo de lo vivido? ¿Los consumidores son más prudentes ante la compra o volverán los errores del pasado?