Hace poco más de una semana, la Agencia Tributaria puso en marcha una aplicación para la búsqueda de inmuebles procedentes de subastas publicados en el Boletín Oficial del Estado. La herramienta ha traído a la actualidad un método para convertirse en propietario de una vivienda al que, hasta ahora, parecía que solo tenían acceso los profesionales.
Aunque las subastas siempre han estado abiertas a todos los públicos, lo cierto es que esta nueva funcionalidad, que además se apoya en un servicio de asistencia telefónico, democratiza enormemente una fórmula para la compra de una vivienda que podría hacer ahorrar a los interesados hasta un 50% frente al precio de mercado.
Sin embargo, este proceso requiere de una preparación previa por parte del licitador, que deberá preocuparse por recabar información que no aparece en la descripción de la finca. “Las deudas que pueda haber con la comunidad de propietarios no se tienen en cuenta, así como los recibos pendientes del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) o la tasa de basuras que, aunque sean del titular anterior, la finca está afecta a su pago”, reconoce Arantxa Goenaga, abogada y socia del despacho deCírculo Legal.
Igualmente, tampoco constará en la ficha del inmueble información relativa a “algún expediente en el ayuntamiento para restaurar la legalidad por alguna obra que se haya hecho de forma ilegal”, indica la experta. Por otro lado, habrá que averiguar la situación posesoria antes de lanzarse a pujar, porque es muy posible que no sepamos “si existe un arrendatario o bien que haya una ocupación”, alerta Goenaga.
Una buena alternativa para inversores
Sin duda, el principal atractivo de recurrir a una subasta para comprar una vivienda es el factor económico, pero el hecho de que no exista una agencia de intermediación dedicada a la comercialización del inmueble hace que el licitador vaya a ciegas. “No hay un profesional que pueda informar de todos los datos relevantes, que compruebe que está al corriente del pago de los impuestos y que no haya ningún problema en el ayuntamiento o con la comunidad”, insiste Goenaga.
Además, aunque la ficha descriptiva incluye fotos, no se sabe a ciencia cierta cuál es el estado físico del inmueble. Por todos estos motivos, la abogada no recomienda acudir a estas subastas inmobiliarias si lo que se quiere comprar es una vivienda habitual, si bien “como inversión sí que puede ser interesante, pero siempre contando con asesoramiento para que nos pueda guiar en todo el proceso”, matiza.