¿Quién invierte en vivienda pasiva en España?

El acceso a la vivienda en España vive una transformación profunda. Los precios al alza, la inestabilidad laboral y las exigencias para acceder a financiación hipotecaria han dado lugar a nuevas formas de relacionarse con el mercado inmobiliario. Cada vez más jóvenes han asumido una nueva mentalidad: invertir sus ahorros para no perder poder adquisitivo.

En este contexto, han surgido modelos de inversión inmobiliaria pasiva que permiten participar en el mercado con una barrera de entrada mucho más baja que la compra tradicional. Es el caso de Inversiva, empresa española especializada en inversión inmobiliaria pasiva, que permite acceder al mercado desde 25.000 euros de ahorro.

En 2008, el 62% de los menores de 35 años tenía una vivienda en propiedad; hoy esa cifra apenas alcanza el 30%”, explican desde la compañía. Este cambio estructural ha dado lugar a un nuevo perfil de inversor que analizan desde la empresa española: “ya no se trata de grandes patrimonios, sino de ahorradores que buscan fórmulas sencillas, con riesgo controlado y sin necesidad de gestionar directamente los activos” explican.  “Son jóvenes que han comprendido que la única forma de no perder poder adquisitivo es poniendo sus ahorros a trabajar”.

Radiografía del inversor en vivienda pasiva: jóvenes con ingresos mensuales de entre 1.500 y 2.500 euros

Según los datos de Inversiva, el nuevo perfil está compuesto por hombres de entre 35 y 55 años, con ingresos mensuales de entre 1.500 y 2.500 euros, y un nivel de ahorro que ronda entre los 25.000 y los 50.000 euros, dependiendo de la modalidad de inversión elegida. Este colectivo ya no ahorra simplemente con la esperanza de comprar algún día. Invierten para que sus ahorros crezcan por encima de la inflación y maximizar su capacidad económica futura. Buscan fórmulas de inversión con riesgo moderado, que no requieran una gestión activa del inmueble, y que les permitan construir patrimonio mientras siguen desarrollando su vida profesional y personal.

Este cambio en el tipo de inversor se debe, principalmente, a una combinación de factores: la dificultad de acceder a la vivienda en propiedad, la necesidad de rentabilizar unos ahorros limitados y la búsqueda de estabilidad financiera en un entorno marcado por la incertidumbre. La inversión pasiva aparece como una alternativa viable para quienes quieren generar ingresos sin asumir los riesgos de la gestión directa de inmuebles.

Inversión como vía de acceso al mercado inmobiliario

Frente a esta demanda emergente, Inversiva ofrece un modelo de inversión inmobiliaria totalmente pasivo. El equipo se encarga de cada fase del proceso: identificación del inmueble, reforma, alquiler y gestión continua. Este enfoque ha convertido a la compañía en un referente entre quienes buscan diversificar su capital sin asumir los riesgos que supone gestionar un piso en propiedad.

Además del componente económico, la compañía también pone el foco en la rehabilitación de viviendas en mal estado o desuso, contribuyendo a mejorar el parque inmobiliario existente y reducir el impacto ambiental frente a nuevas construcciones.

“Este perfil de inversor nace como una respuesta a un problema estructural. Hay una generación que ha entendido que, si no puede comprar para vivir, puede invertir para asegurar su futuro”, explica Juanlu Cruz, cofundador y co-CEO de Inversiva.

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