La regulación del alquiler de temporada en Cataluña ahuyentará la inversión, frenará las reformas y agravará la falta de oferta

El Parlament de Catalunya ha aprobado este jueves la primera regulación específica del alquiler de temporada, sometiendo estos contratos a los mismos límites de precio que el alquiler de vivienda habitual en las zonas de mercado tensionado. Una decisión que, lejos de resolver el problema de acceso a la vivienda, “corre el riesgo de agravar la falta de oferta y deteriorar aún más el parque inmobiliario”, según advierte Iñaki Unsain, Personal Shopper Inmobiliario (PSI) y director general de ACV Gestión Inmobiliaria.

La nueva norma considera vivienda permanente cualquier contrato de alquiler destinado a cubrir necesidades residenciales independientemente de su duración y solo excluye los usos turísticos o recreativos. Además, obliga a justificar documentalmente la temporalidad, a depositar fianza en el Incasòl y establece que, en caso de prórroga o nuevo contrato sin causa acreditada, el arrendamiento pase automáticamente a considerarse vivienda habitual.

Para Unsain, el principal problema es la inseguridad jurídica que introduce la regulación: “La ley mezcla situaciones muy distintas, estudiantes, profesionales desplazados, personas por motivos médicos o laborales, y las trata como si fueran vivienda habitual. Esa falta de precisión genera miedo y paraliza cualquier decisión de inversión”, señala.

Menos inversión y pisos sin reformar

En el caso del alquiler de habitaciones, una modalidad que también está ganando terreno entre propietarios que buscan incrementar los ingresos, el proyecto de ley establece que estos contratos deberán ajustarse a la normativa aplicable al alquiler de viviendas residenciales. Esto implica que la suma de las rentas acordadas por cada habitación no podrá superar el límite fijado para ese inmueble dentro de una zona considerada como mercado tensionado.
El experto subraya que la medida tendrá un impacto directo en la inversión destinada a reformar viviendas. “Nadie va a invertir decenas de miles de euros en rehabilitar un piso para alquilarlo amueblado, con servicios y calidades altas, si después debe hacerlo a un precio que no refleja esa inversión. El resultado será menos reformas y un deterioro acelerado del parque de vivienda” afirma Unsain.

Según Unsain, esta situación ya se empieza a notar en el interés de los inversores: “Barcelona está perdiendo atractivo. Cada vez más clientes buscan alternativas en ciudades como Valencia, Málaga o Madrid, donde las reglas del juego son más claras y estables”.

Impacto en estudiantes y perfiles internacionales

Uno de los efectos más controvertidos de la norma, apunta Unsain, es su impacto sobre el mercado de alquiler temporal ligado a la movilidad internacional. “Barcelona compite a nivel global por atraer talento, estudiantes de máster, investigadores o profesionales desplazados. Estos perfiles necesitan viviendas reformadas, equipadas y listas para entrar a vivir durante unos meses. Ese producto tiene un coste que la regulación no contempla”.

Paradójicamente, Unsain considera que la regulación puede acabar perjudicando a quienes pretende proteger. “Los perfiles más solventes seguirán encontrando vivienda a precio regulado, generando un efecto llamada, pero con una oferta cada vez más reducida. Al final, quienes quedarán fuera del mercado serán los más vulnerables” sentencia el experto.

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