El miedo a los impagos y la inestabilidad jurídica en Barcelona hacen que los propietarios deleguen la gestión del alquiler

El ladrillo no ha perdido empuje como valor defensivo. En su informe anual sobre el mercado de la vivienda, el Banco de España señala que la rentabilidad de bruta de este activo lleva desde 2015 situada en el 10,5% anual, situándose por delante de otras alternativas de inversión en renta fija, pero también variable, aunque de forma menos acusada

Sin embargo, la seguridad que lleva aparejada esta inversión se ve empañada por posibles riesgos como el impago del alquiler, gastos de mantenimiento o una rotación intermitente. Para evitar que, tal y como indica la institución, el rendimiento mengue incluso dos puntos, los propietarios recurren cada vez más a la gestión profesional.

Esta tendencia se observa con más intensidad en las grandes capitales, y ya no solo con los gestores de amplias carteras, sino también con los pequeños propietarios. “En un mercado como el de alquiler, donde la mayor parte de la oferta está en manos particulares, abunda el trato directo entre arrendadores y arrendatarios, mientras que la figura del intermediario era indispensable en la gestión de grandes carteras”, comenta  Iñaki Unsain, Personal Shopper Inmobiliario (PSI) de referencia en Cataluña. Desde hace unos años, los pequeños ahorradores “se han subido a la ola de la profesionalización del alquiler porque ganan en tranquilidad”.

Alquileres sin sorpresas

Un informe del Institut de Recerca Urbana de Barcelona (IDRA) señala que las inmobiliarias gestionan a día de hoy casi el 70% de los contratos vigentes desde hace un lustro en la ciudad, pero este porcentaje alcanza ya a uno de cada tres alquileres firmados hace menos de un año. Por tanto, esto supone que los acuerdos cerrados directamente hayan pasado del 30% en los alquileres de hace cinco años al 25% en los que no llegan a los 12 meses de vigencia. 

El ex presidente de AEPSI (Asociación Española de Personal Shopper Inmobiliarios) indica que “ir de la mano de un experto es esencial”, recalcando que “estos profesionales suponen una valiosa ayuda a la hora de encontrar el mejor inquilino posible, conseguir toda la documentación para asegurar la solvencia y redactar un contrato sin fisuras”. En este sentido, Unsain hace hincapié en la sensación de seguridad: “El propietario busca a alguien que defienda sus intereses porque después de haber destinado sus ahorros o haberse hipotecado no quiere sorpresas”. Es por ello que enfatiza que “el trato directo entre arrendador y arrendatario se irá reduciendo”.

La normativa dispara la intermediación

Cataluña fue la primera región que ejecutó la declaración de zonas tensionadas de alquiler contenida en la Ley de Vivienda. “Cataluña siempre ha sido muy activa en términos regulatorios en lo que al arrendamiento se refiere”, confirma Unsain. El último movimiento de la Generalitat fue aprobar un decreto ley en abril para regular el alquiler de temporada, pero la Diputación Permanente del Parlament lo tumbó el mes pasado. 

Con tantas idas y venidas en materia legislativa, los propietarios de inmuebles en alquiler en Cataluña ya no saben a qué atenerse”, opina el experto, asegurando que “cuando empiezas a regular, a la gente se le mete el miedo en el cuerpo”. Precisamente, Unsain estima que “esta inestabilidad jurídica es el caldo de cultivo perfecto para que la intermediación continúe al alza y asuma la gestión integral de los alquileres”.

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